viernes, noviembre 02, 2007

El Cantar de los Cantares

Capítulo 1

La esposa y las hijas de Jerusalén

1:1 Cantar de los cantares, el cual es de Salomón.
1:2 ¡Oh, si él me besara con besos de su boca!

Porque mejores son tus amores que el vino.
1:3 A más del olor de tus suaves ungüentos,

Tu nombre es como ungüento derramado;
Por eso las doncellas te aman.
1:4 Atráeme; en pos de ti correremos.
El rey me ha metido en sus cámaras;
Nos gozaremos y alegraremos en ti;
Nos acordaremos de tus amores más que del vino;
Con razón te aman.
1:5 Morena soy, oh hijas de Jerusalén, pero codiciable
Como las tiendas de Cedar,
Como las cortinas de Salomón.
1:6 No reparéis en que soy morena,
Porque el sol me miró.
Los hijos de mi madre se airaron contra mí;
Me pusieron a guardar las viñas;
Y mi viña, que era mía, no guardé.
1:7 Hazme saber, oh tú a quien ama mi alma,
Dónde apacientas, dónde sesteas al mediodía;
Pues ¿por qué había de estar yo como errante
Junto a los rebaños de tus compañeros?
1:8 Si tú no lo sabes, oh hermosa entre las mujeres,
Ve, sigue las huellas del rebaño,
Y apacienta tus cabritas junto a las cabañas de los pastores.

La esposa y el esposo

1:9 A yegua de los carros de Faraón
Te he comparado, amiga mía.
1:10 Hermosas son tus mejillas entre los pendientes,
Tu cuello entre los collares.
1:11 Zarcillos de oro te haremos,
Tachonados de plata.
1:12 Mientras el rey estaba en su reclinatorio,
Mi nardo dio su olor.
1:13 Mi amado es para mí un manojito de mirra,
Que reposa entre mis pechos.
1:14 Racimo de flores de alheña en las viñas de En-gadi
Es para mí mi amado.
1:15 He aquí que tú eres hermosa, amiga mía;
He aquí eres bella; tus ojos son como palomas.
1:16 He aquí que tú eres hermoso, amado mío, y dulce;
Nuestro lecho es de flores.
1:17 Las vigas de nuestra casa son de cedro,
Y de ciprés los artesonados.





Capítulo 2

2:1 Yo soy la rosa de Sarón,
Y el lirio de los valles.
2:2 Como el lirio entre los espinos,
Así es mi amiga entre las doncellas.
2:3 Como el manzano entre los árboles silvestres,
Así es mi amado entre los jóvenes;
Bajo la sombra del deseado me senté,
Y su fruto fue dulce a mi paladar.
2:4 Me llevó a la casa del banquete,
Y su bandera sobre mí fue amor.
2:5 Sustentadme con pasas, confortadme con manzanas;
Porque estoy enferma de amor.
2:6 Su izquierda esté debajo de mi cabeza,
Y su derecha me abrace.
2:7 Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén,
Por los corzos y por las ciervas del campo,
Que no despertéis ni hagáis velar al amor,
Hasta que quiera.
2:8 ¡La voz de mi amado! He aquí él viene
Saltando sobre los montes,
Brincando sobre los collados.
2:9 Mi amado es semejante al corzo,
O al cervatillo.
Helo aquí, está tras nuestra pared,
Mirando por las ventanas,
Atisbando por las celosías.
2:10 Mi amado habló, y me dijo:
Levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven.
2:11 Porque he aquí ha pasado el invierno,
Se ha mudado, la lluvia se fue;
2:12 Se han mostrado las flores en la tierra,
El tiempo de la canción ha venido,
Y en nuestro país se ha oído la voz de la tórtola.
2:13 La higuera ha echado sus higos,
Y las vides en cierne dieron olor;
Levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven.
2:14 Paloma mía, que estás en los agujeros de la peña, en lo escondido de escarpados parajes,
Muéstrame tu rostro, hazme oír tu voz;
Porque dulce es la voz tuya, y hermoso tu aspecto.
2:15 Cazadnos las zorras, las zorras pequeñas, que echan a perder las viñas;
Porque nuestras viñas están en cierne.
2:16 Mi amado es mío, y yo suya;
El apacienta entre lirios.
2:17 Hasta que apunte el día, y huyan las sombras,
Vuélvete, amado mío; sé semejante al corzo, o como el cervatillo
Sobre los montes de Beter.



Capítulo 3

El ensueño de la esposa

3:1 Por las noches busqué en mi lecho al que ama mi alma;
Lo busqué, y no lo hallé.
3:2 Y dije: Me levantaré ahora, y rodearé por la ciudad;
Por las calles y por las plazas
Buscaré al que ama mi alma;
Lo busqué, y no lo hallé.
3:3 Me hallaron los guardas que rondan la ciudad,
Y les dije: ¿Habéis visto al que ama mi alma?
3:4 Apenas hube pasado de ellos un poco,
Hallé luego al que ama mi alma;
Lo así, y no lo dejé,
Hasta que lo metí en casa de mi madre,
Y en la cámara de la que me dio a luz.
3:5 Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén,
Por los corzos y por las ciervas del campo,
Que no despertéis ni hagáis velar al amor,
Hasta que quiera.

El cortejo de bodas

3:6 ¿Quién es ésta que sube del desierto como columna de humo,
Sahumada de mirra y de incienso
Y de todo polvo aromático?
3:7 He aquí es la litera de Salomón;
Sesenta valientes la rodean,
De los fuertes de Israel.
3:8 Todos ellos tienen espadas, diestros en la guerra;
Cada uno su espada sobre su muslo,
Por los temores de la noche.
3:9 El rey Salomón se hizo una carroza
De madera del Líbano.
3:10 Hizo sus columnas de plata,
Su respaldo de oro,
Su asiento de grana,
Su interior recamado de amor
Por las doncellas de Jerusalén.
3:11 Salid, oh doncellas de Sion, y ved al rey Salomón
Con la corona con que le coronó su madre en el día de su desposorio,
Y el día del gozo de su corazón.

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